Camariñas, un topónimo que pode presentar diferentes orixes

Es bien difícil escuchar la palabra Camariñas sin dejarse llevar y recitar los versos que componen una de las cantigas más afamadas de nuestro acervo cultural: “Ao pasar por Camariñas, por Camariñas cantando...” Melodía bien hermosa que se corresponde con la belleza paisajística de este ayuntamiento de A Costa da Morte y con la sonoridad del propio topónimo, Camariñas.

Si difícil es no cantar, también lo es no relacionar el propio topónimo Camariñas con el arbusto de la familia de las ericáceas del mismo nombre, también llamado caramiña. Los dos, el topónimo y el arbusto, no solo coinciden en la forma sino también en la localización: otrora abundantísimo en el litoral gallego, hoy las riberas de los cabos camariñáns de O Trece y Vilán son dos de las mayores colonias del arbusto en toda la costa gallega y, por extensión, del mundo, pues estamos ante una planta que es endémica de la costa peninsular atlántica. Esta relación tan estrecha entre planta y localización la encontramos en el otro extremo del hábitat de este arbusto, el Cabo Camarinal, en la costa de Cádiz. 

Gonzalo Navaza certifica esta vinculación entre planta y topónimo que se viene haciendo desde que se fijó en ella el Padre Sarmiento en el siglo XVIII. En su obra LOs nomes dos concellos da provincia da Coruña Navaza conecta también Camariñas con A Pobra do Caramiñal, otro ayuntamiento coruñés situado en el litoral atlántico que compartiría la misma referencia fitotoponímica. 

El enigma toponímico, pues, parece más que resuelto... Ahora bien, ¿qué hacer con otras localidades llamadas de la misma forma y que quedan lejos del hábitat de la camariña? Nos referimos, por ejemplo, a A Camariña, entidad de población de la feligresía de Adelán (Alfoz), y otras como las asturianas Camarín, Sucamarín o Camarón. Según el filólogo asturiano Xosé Lluis García Arias, estos topónimos contienen un derivado con sufijación de la voz cámara, un término de origen latino que designaba una construcción, especialmente una construcción abovedada, por lo general dedicada al culto. En el origen de estos lugares de interior, por tanto, debió existir alguna edificación singular que sirvió como referente para este topónimo. 

Aunque parece menos probable para el caso de estos dos ayuntamientos coruñeses, no debemos descartar la posibilidad de que el topónimo Camariñas también contenga un derivado diminutivo de cámara, cuando menos, en sus localizaciones en el interior de Galicia.

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