En los estudios de toponimia se conocen como topónimos replicantes aquellos nombres de lugares que hacen referencia la otras poblaciones que ya existían con anterioridad y de la que cogen el nombre con alguna modificación, normalmente añadiéndole un sufijo diminutivo. El proceso de creación de estos topónimos replicantes respondió la diferentes factores: personas que se desplazan desde la población de origen a otro lugar y crean una nueva; localidades o aldeas que nacen en las cercanías de otra... Dos de estos curiosos nombres de lugar los encontramos en Chandrexa de Queixa: Chaveanciños y Zamorela.
Chaveanciños replicar el nombre de Chaveán mediante lo sufixo diminutivo del gallego común, -iño (latín - INUS). Chaveán y Chaveanciños son dos lugares que, además de estar en la misma parroquia, están situados a solo 500 metros, separados por la iglesia parroquial. Es posible, pues, que al nacer la nueva aldea, situada en las cercanías de Chaveán, los habitantes que formaron el núcleo de Chaveanciños tomaran el lugar más próximo como referente del nuevo asentamiento. Incluso, es probable que fuera gente originaria de Chavéan los que formaran el nuevo núcleo, de ahí el plural usado a modo de gentilicio.
Chaveán es un antropotopónimo, esto es, un nombre de lugar que tiene origen en un nombre de persona. Proceden del sintagma (VILLA) FLAVIANI, e indicaría en el origen a propiedad de una persona denominada FLAVIANUS. Este propietario de la villae medieval tenía un nombre, FLAVIANUS, que a su vez es un gentilicio derivado de FLAVIUS, variante del adjetivo latino FLAVUS ‘amarillo, de pelo rojizo’. Como antropónimo, Flavius fue un nombre muy común en la época romana que surgió como apodo, pues identificaba a personas que posiblemente tuvieran el pelo rojizo, significado literal del adjetivo en latín. A pesar de que Chaveán es un topónimo único en el Nomenclátor, lo registramos con la variante Chavián en los ayuntamientos de Sober y de Lugo.
También es único en toda Galicia otro topónimo replicante que encontramos en Chandrexa de Queixa, Zamorela, localidad de la feligresía de Requeixo. Este nombre también resulta muy interesante por dos motivos: el primero, porque el diminutivo que emplea, -ela, procendente del latín -ELLA(M), no es rentable en el gallego desde la Edad Media (fue sustituido por la forma -iña), lo que denota la antigüedad de esta entidad de población; el segundo, porque nos indica el origen de sus primeros pobladores: Zamora.
El enigma del topónimo es saber cómo llegaron a asentarse algunos habitantes de Zamora a mas de doscientos kilómetros de distancia y si fueron estos propios pobladores los que le dieron nombre a la nueva localidad en que se asentaron o si fueron los vecinos de las localidades próximas los que les pusieron ese nombre.
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