Roma, el sorprendente nombre de una aldea de Abadín

La gran ciudad de Roma, capital de Italia, tiene varios paralelos toponímicos en territorio gallego. Roma es el nombre de dos localidades recogidas en nuestro Nomenclátor, una en la parroquia abadinense de Castromaior y otra en el ayuntamiento ourensano de Barbadás; forma parte de la denominación de la feligresía zasense de Santa Sía de Roma, donde además registramos el lugar de Bouzarroma. Además de estas entidades de población, existen varios microtopónimos semejantes en el país, por ejemplo, también se registra Roma como nombre de unas tierras y de un depósito arqueológico conocido también como Castro de Xornes. 

Ahora bien, están vinculados estos topónimos gallegos con la denominada Ciudad Eterna o simplemente se trata de una coincidencia fonética y escrita? El filólogo y especialista en indoeuropeo Martín Sevilla Rodríguez sostiene que sí, mas de forma indirecta. Tras analizar estos topónimos gallegos y el asturiano Romadonga, los relaciona con la voz común en el gaélico r>m, de género femenino, con el significado de ‘lugar consagrado’ o ‘cementerio’. Para Martín Sevilla, el término llegó al norte de la Península Ibérica alrededor del siglo VI procedente de las actuales Bretaña o Gran Bretaña a través de las migraciones de los diversos pueblos célticos que huían de las invasiones anglosajonas. 

Estos, previamente, cogieron la palabra como un préstamo de la palabra latina roma, tal y como explica Fernando Cabeza Quiles siguiendo la tesis de Martín Sevilla. Para Cabeza Quiles, los topónimos Roma existentes en el territorio gallego son un “antigo vestixio da presenza en Galicia dos celtas históricos cristianizados de Maeloc, que puideron tamén chamarlle Roma aos seus cemiterios ou camposantos”. En su argumentación cita al investigador W. J. Watson, para quien la palabra latina roma, tomada de la ciudad homónima, pasó como préstamo al irlandés antiguo “como consecuencia do costume dos monxes e clérigos irlandeses de colleren nas súas visitas de peregrinación a Roma terra dos cemiterios desta cidade” donde estaba enterrado el cuerpo de alguno san notable, con la finalidad de desparramarla después en los cementerios de sus monasterios y localidades de origen.

Fernando Cabeza Quiles, después de analizar cada uno de los lugares gallegos así denominados, sostiene que la aldea abadinense podría referirse a un cementerio fundado por los “celtas bretóns cristianizados de Maeloc ou Mailoc, os cales (...) puideron ter a súa sé no lugar de Bretoña do concello da Pastoriza, próximo a este emprazamento”. Sin embargo, el propio Cabeza Quiles indica que no existe memoria en la feligresía de Castromaior de la existencia en las cercanías del lugar de un cementerio. 

Esta no fue la única hipótesis que intentó arrojar luz sobre estos enigmáticos topónimos. Piel consideraba germánica la voz y el topónimo Roma, con un significado semejante a ‘construcción’ o ‘casa’ y emparentada con la forma gótica räm, que tenía un significado parecido. De esta última procederían, a su parecer, la palabra del inglés actual  room ‘cuarto’. Por otra parte, Edelmiro Bascuas lo relacionó con una voz del gallego común roma 'agujero', pero este significado no se recoge en los diccionarios gallegos antiguos ni modernos. Por último, Rivas Quintas lo juzga antropotopónimo derivado del nombre personal ROMANUS.

Como se puede ver, son muchas las teorías para explicar los Roma gallegos, todas ellas bien interesantes y curiosas, vivo reflejo de la singularidad y riqueza de nuestra toponimia.

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