Modesto García es recoñecido por su donación de 8000 topónimos de Dumbría al proyecto Galicia Nomeada
A Modesto García Quintáns siempre le gustó caminar por el monte. Cuando de joven estudiaba en el antiguo instituto laboral de Cee recorría a pie cada mañana los 9 kilómetros de distancia entre su casa, en la parroquia dumbriesa de Buxantes, y el centro de enseñanza que acababa de abrir. “Saía cando aínda era noite do lugar de Vilar, e non era raro que me atopase o lobo”, recuerda. Ya jubilado, el ingeniero en topografía volvió a recorrer los caminos de Dumbría, en esta ocasión palmo a palmo, con un objetivo claro en el que conjugó oficio y pasión: completar el mapa topográfico de su ayuntamiento. "Coñezo todo o territorio como se fose a miña casa. Recorrín todos os regatos, rexistrei as leiras, os muíños, as fontes... e tamén mámoas e outros restos arqueolóxicos”, resume. El trabajo implica más de 8000 microtopónimos georreferenciados que constituyen un material documental de enorme valor cultural y de interés para la investigación que entregará en donación a Real Academia Galega para su incorporación al gran banco de datos toponímicos de Galicia, la plataforma colaborativa Galicia Nomeada.
La Real Academia Galega y la Xunta de Galicia, responsables de Galicia Nomeada, agradecieron la donación en un homenaje celebrado el miércoles 19 de junio en el Centro Social de Dumbría. El presidente de la RAG, Víctor F, Freixanes, y el secretario xeral da Lingua, Valentín García, le hicieron entrega de un diploma de reconocimiento“polo agasallo que fai á cultura de Galicia” con su donación en un acto en el que también participó el alcalde de Dumbría, Raúl González Lado.
Tras la entrega de los microtopónimos, los filólogos del Seminario de Onomástica de la Real Academia Galega revisarán y validarán todos los nombres para poder incorporarlos a Galicia Nomeada, el proyecto centrado en la recuperación de la microtoponimia del país contando con la colaboración intergeneracional de millares de personas voluntarias que acercan desde su territorio más próximo, mismo familiar, los nombres de chousas, regueiros, peñas, fincas o devesas que corren el riesgo de perderse.
Funcionario del Instituto Geográfico Nacional, después de ejercer en Valladolid, la finales de los años 70 Modesto García Quintáns se incorporó a la nueva delegación gallega de la entidad dependiente del Gobierno de España, con sede en la ciudad de A Coruña. Su trabajo consistía fundamentalmente en recorrer Galicia para actualizar el rostro del país contando con los últimos avances del momento en la especialidad. “Traballei moito na rede xeodésica, na instalación dos puntos nos montes que permiten logo trazar a cartografía, e tamén na actualización do mapa topográfico de Galicia”, recuerda el ingeniero, que fue distinguido por sus aportaciones en ese período con la Cruz de Oficial de la Orden de Isabel La Católica.
Pero además de sus deberes laborales, consciente de las equivocaciones con los nombres de las erías y fincas que se solieron producir en los registros para el Catastro y la concentración parcelaria, Modesto comenzó a recoger y georreferenciar los microtopónimos de su ayuntamiento natal, contando con el vecindario como informante. "Doíame moito ver como no proceso da concentración parcelaria se puñan os nomes na cartografía sen ton nin son, con formas mal recollidas e tamén fóra da súa situación real. Nos mapas daqueles tempos un rótulo dun nome longo podía tapar uns lindes e non era raro que o delineante acabase movéndoo sen xeito. Á escala, uns centímetros poden ser centos de metros. Cando se expuña todo para as reclamacións, os veciños non se fixaban nos nomes, só nos ferrados, e por iso hoxe nos planos do Catastro hai tantos erros”, cuenta. Prácticas de este tipo explican –comenta como ejemplo– que se le esté llamando Chan das Lagoas al alto en el que se instaló el radar de seguimiento marítimo del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Fisterra, a 530 metros sobre el nivel del mar, en un lugar “que nin é nin foi chan, nin ten lagoas”.
Al jubilarse en 2008, la atención que siempre le había prestado al territorio de su infancia y a sus manifestaciones culturales se intensificó. Modesto comenzó a recorrer metro a metro todas las aldeas de Dumbría de manera sistemática para completar su mapa topográfico, recogiendo millares de nombres de fincas o arroyos, pero también de molinos, hórreos o túmulos prehistóricos. En ocasiones estas salidas las realizó con la compaña del historiador Fernando Alonso Romero, interesado en el patrimonio arqueológico, y completó la información recogida oralmente con abundante documentación consulta en bibliotecas y archivos, repasa el topógrafo, que en 2009 publicó un libro sobre la historia, las tradiciones y las costumbres del ayuntamiento de Dumbría que espera reeditar.
La base de datos que el topógrafo y divulgador le cede a la RAG contiene además los oicónimos de Dumbría, los nombres de las casas del municipio por los que eran conocidos sos sus habitantes. “Este traballo fíxeno nos anos 60. Cando se instalou o teléfono en todas as aldeas do concello, Telefónica publicou unha listaxe cos nomes e apelidos dos veciños, pero a xente coñecíase entre si sobre todo polos nomes das casas. Daquela eu completei esa lista cos alcumes familiares e rexistrei nun plano as coordenadas de cada casa”, detalla.
Su casa es la Casa dos Modestos.“Chámase así polo meu avó. Emigrara ao Brasil e regresou con certa posición económica. Daquela pedíanlle moito que apadriñase cativos, que sempre se chamaban Modesto, coma min. Se cadras con algún Modesto en Dumbría, algunha relación coa miña familia ha ter”, comparte.
Modesto García Quintáns fue en todo caso un chico de aldea: "Son fillo de labradores. Cando era estudante tiña que ir igualmente coas vacas ao prado ou a apañar a herba”. Un hijo de la tierra donde creció que hoy le devuelve la inmortalidad a uno de sus tesoros más preciados que es el rico patrimonio inmaterial de los nombres de la tierra, creado por los ancestros y transmitido durante siglos, generación tras generación.