“Castellanos de Castilla, tratade ben ós galegos; cando van, van como rosas; cando vén, vén como negros”. Esta copla popular de finales del siglo XIX forma parte también de uno de los poemas más conocidos de Rosalía de Castro. Incluido en la obra fundacional de nuestra literatura moderna, Cantares Gallegos, en él la autora intenta denunciar, a través del canto desesperado de una mujer que pierde a su hombre, el tratamiento que sufren sus coetáneos cuando acuden a trabajar a Castilla.
Estas migraciones de habitantes gallegos hacia el territorio vecino, especialmente en época de siega, fueron muy comunes en los denominados en nuestra historiografía como "Séculos Escuros". Al tratarse de desplazamientos de población esporádicos y temporales para un fin determinado, no dejarían huella en la toponimia española como sí, en cambio, hicieron otros movimientos que acontecieron con anterioridad, en la Edad Media, que tenían como fin repoblar amplios territorios vacíos: Gallegos del Río o Gallegos del Pan y Gallegos del Campo en Zamora, o Gallegos de Argañán, San Felices de los Gallegos y Gallegos de Solmirón, en Salamanca. Todos ellos son etnotopónimos, esto es, nombres que hacen referencia al origen de sus primeros pobladores, en este caso gallegos.
Teniendo en cuenta lo expuesto, sería lógico pensar que la parroquia de Casteláns del ayuntamiento de Covelo, así como los Castelaus de Vilar de Santos o de Calvos de Randín, respondan al movimiento migratorio inverso: castellanos procedentes de Castilla que, por algún proceso de presión poblacional, se desplazaron de Castilla a Galicia. Pero, fue esto así?
Segundo expone Cabeza Quiles en la obra Toponimia de Galicia, los primeros habitantes de la parroquia de lugar de Casteláns del Ayuntamiento de Covelo no procedían de una Castilla transgallega, esto es, de Castilla y León o de Castilla – La Mancha, sino de una otra Castela dentro de nuestros lindes geográficos. Se trataba del arcediagado de Castela, nombre este desaparecido en la actualidad que, segundo el Padre Sarmiento, servía para designar un territorio que abarcaba alrededor de 100 feligresías, entre ellas las de Avión, Córcores, Abelenda, Serantes, Lebosende, Gomariz, San Clodio, Esposende, Osmo, Maside, Cea, Barbantes, Laias, Castrelo y Partovia.
Por tanto, los primeros habitantes de Casteláns eran habitantes de Castela, pero no de la Castilla a la que se refería Rosalía de Castro en la copla que empleamos para iniciar la presente entrada.
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