Si hay un libro fundamental en la obra de Don Paco este es O río do tiempo. Unha historia vivida. En él “conto o que me sucedeu durante o decorrer de moitos anos, e de todo aquilo do que fun testemuña. O que, no seu contido, pode valer é o decurso completo dunha existencia; a de alguén que fixo o que pensaba que debía facer, pero sempre con relativa prudencia e xenerosidade”
Se trata, pues, de toda una trayectoria vital escrita por su protagonista, una figura central en la Galicia del siglo XX. De entre todos los episodios que en él se relatan, queremos detenernos en uno. Aconteció el 15 de septiembre de 1931:
Abandonamos a casa na que naceramos, e puxémonos en camiño cara ao novo destino. A partida da vila supuxo un insólito acontecemento para as xentes coas que conviviramos. Xuntáronse moitos veciños, algúns con bágoas nos ollos, a nos despedir. (...). Subindo a costa de Arroxo desde a altura, contemplei outra volta -agora con nostálxica mágoa- os lugares acasarados, as minúsculas aldeas. Aí, ao pé da requeixada da meseta galega, quedaba a paisaxe valeca; o xorrar do río no seu embastecemento aluvial; a escura sombra da serra da Cadeira, núa e antiga, sobre a que tantas veces ollara acenderse os candieiros do luceiro da mañá. Viñéronme ás mentes, de súpeto, topónimos moi sabidos: O Cascapizo, CA Condomiña, Escourido, Pumar de Dón, A Cazolga, Recemil, Tiagonce, Vilapol... Alá, no fondo, quedaban soterrados os anos da nenez e adolescencia.
El relato recorre toda una geografía de su Lourenzá natal. A Costa de Arroxo, donde don Paco se paró a mirar hacia atrás, está situada en el lugar homónimo de la parroquia de Lourenzá. Es un topónimo que se repite hasta 8 veces en el Nomenclátor de Galicia, todas ellas, curiosamente, en la provincia de Lugo. Para Nicandro Ares se trata de un nombre de lugar que proviene del latín tardío ARROGIUM, una voz prerromana que Plinio definió como ‘galerías subterráneas o corrientes de agua que se empleaban para lavar el mineral’. Piel, en cambio, propone un étimo diferente, “arrojo” con el significado de ‘ladera escarpada’. Hace falta tener en cuenta, además, que en el gallego común tenemos la palabra arroxa, 'extensión de monte al que se le quemó la leña’, que también puede estar relacionada con el significado de este topónimo.
Condomiña, registrado hasta 13 veces en el Nomenclátor, es la evolución al gallego del término latino CONDOMINIA, plural de CONDOMINIUM, con el significado de ‘tierra o lugar de dominio común, compartido entre varios posesores’. Como indica Xosé Ramón López Boullón en el libro Toponimia de Ames respeto del lugar llamado A Condomiña de la parroquia del Ortoño, los topónimos que contienen este nombre son por lo regular de origen medieval.
Hay 12 entidades de población llamadas Escourido en Galicia, a las que sumamos otras 4 llamadas Escouredo, todas ellas en la provincia de Lugo. A través del sufixo abundacial -edo / -ido, procedente del latín -ETU, indica lugares donde se depositaba la escoria, esto es, los residuos que quedaban después de quemar ciertos materiales. Escoria es una palabra que ya se registra en el latín, SCORIA, y que procede del griego. Un topónimo relacionado con Escourido y con significado muy semejante es Escorial o Escoiral, dependiendo de si se produce o no a metátese silábica.
Entre la relación de nombres de lugar citados en el episodio que encabeza este artículo hay cinco posibles antrotopónimos: Recemil, Tiagonce, A Cazolga. Vilapol y Pumar de Don, visto este último en otro artículo de esta serie. Recemil y la variante Recimil, es un topónimo presente en siete aldeas del país y en un barrio de Ferrol. Procede de un sintagma (VILLA) RECEMERI, genitivo este último de un nombre de origen xermánica RECEMIRUS, que podríamos traducir como hombre rico’ y ‘célebre’, significado de las partículas REIKS- y -MIRUS que lo conforman.
Vilapol, topónimo que además de Lourenzá también se repite en la parroquia de Portocelo, en Xove, procede de VILLA PAULI, esto es, una posesión de PAULUS. El primero de los elementos del sintagma, VILLA, quedó elidido en el nombre de otro ayuntamiento lucense, Pol.
Mas oscuro en cuanto a su significado resulta Tiagonce, nombre único este en el Nomenclátor, mas que podría estar relacionado con Casaldegonce, nombre de una entidad de población en Cerdido y con Gonce en el ayuntamiento de Friol. Respeto de este último, Nicandro Ares juzga su origen en otro antropónimo, en este caso también femenino, que se escribiría Gundia en el origen.
A Cazolga es para nosotros, de momento, una incógnita toponímica, pues también es un topónimo único en todo el Nomenclátor de Galicia. Escrito en la documentación antigua como A Casolga, se podría interpretar como un Cas + Olga, esto es, la casa de una persona llamada Olga, pero no tenemos datos suficientes para asegurarlo.
Dejamos para el final O Cascapizo, un topónimo también oscuro en su origen y único en el Nomenclátor. La singularidad de este topónimo es que identificaba una entidad de población que figuraba en los nomenclátores más antiguos, pero que no forma parte del Nomenclátor actual. El motivo es que se trataba de una pequeña entidad de población formada por una sola casa (así se registra en el Nomenclátor del año 1868) y también porque la evolución de Vilanova de Lourenzá acabó integrando este pequeño lugar en el núcleo urbano. Con todo, el hecho de que se trate de un nombre de lugar único invita a su recuperación en el nuevo Nomenclátor de Galicia sobre el que está trabajando el Seminario de Onomástica de la RAG.
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